Alfonso, el veterinario de Pancho, mi gato, me tranquilizó cuando examinó el pasado viernes a mi negro felino y me comentó que, aparte de pesar 300 gramos de más (5 kilos 300), está "perfesto". Dientes blancos (y sin necesidad de cepillado), pelaje brillante y esponjoso como el mimosín, y ronroneo de felicidad gatuna incorporado.
Y yo salí de la clínica ancha y ufana, por cumplir con mis responsabilidades de "ama" y por tener al misino feliz y bien desarrollado.
Ayer le comentaba a una compañera de trabajo cómo la decisión de "tener" a Pancho... aparte de la de tener alguien que me esperara al entrar en casa y la consabida compañía, tan mitificada pero tan necesaria-incluso para los que somos independientes de bandera, sí, la soledad...ay...- fue la de probar mi capacidad para una asumir una responsabilidad y un compromiso con una vida (aparte de las plantas, que ya he comprobado que no se me dan mal).
Parecerá una tontería, pero en este año y medio me ha tranquilizado saber que "la vida" marcha sola, y necesita cuidados constantes, pero sencillos. Que Pancho tiene su comida, su bebida y mi compañía, y que el pago por ello no es tan costoso ni tan grande como se piensa a veces, desde la comodidad de la soltería y la independencia.
2 comments:
Realmente, la soltería es cómoda si es voluntaria. Ésto, y si uno/a se sabe mover para poder saciar las necesidades fisiológicas/psicológicas básicas (véase, practicar sexo). Estos dos factores consituyen el punto de partida para el disfrute de una vida de "singuel" sana y sin compromisos.
Efectivamente, la convivencia con felinos es fácil y gratificante. Es como una relación contractual en la que cada uno sabe perfectamente lo que el otro necesita y se compromete a dárselo mientras le sea retornado proporcionalmente y en la forma requerida...pensándolo bien, es exactamente igual que las relaciones humanas, lo que ocurre es que las emociones impregnan todas las cláusulas del contrato y hacen más compleja la relación...yo de momento, y voluntariamente, también me quedo con mi Yepi y mi Carmencita, que cubren mis carencias afectivas de sobra, y piden bien poco a cambio. Èsto de ser singuel es la hostia!!
Reivindiquemos los contratos de convivencia entre parejas! Y antes de vernos ante un notario, las instrucciones de uso de algunos y algunas, qué bien nos vendrían...
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